El pasado 14 de febrero se detectó por primera vez un ave silvestre infectada con influenza aviar, una enfermedad altamente contagiosa y mortal para las aves. Desde entonces el virus se expandió por el territorio nacional, filtrándose en los corrales de traspatio y en las explotaciones comerciales, lo que dio lugar a una matanza de animales con el fin de contener la propagación.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) confirmó que hasta el momento se encontraron 78 casos: 62 aves de traspatio, 11 aves en el sector comercial y 5 que corresponden a la categoría silvestre. Si bien los casos positivos se detectaron mayormente en Córdoba, también hubo casos en Buenos Aires, Neuquén, Santa Fe, Río Negro, Chubut, Corrientes, San Luis, Chaco, La Pampa, Jujuy, Santiago del Estero, Salta y Formosa.
De las 5.500 granjas comerciales activas, solo en 11 se reportaron casos positivos, por lo cual si bien el sector atraviesa un momento crítico, la enfermedad no llegó a afectar los volúmenes totales de la producción. Otra buena noticia es que los brotes van mermando, a medida que se eliminan los activos afectados y se van cumpliendo los protocolos de sanidad correspondientes para evitar que surjan nuevos casos. El presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), Roberto Domenech, expresó al respecto: “En los últimos diez días son muchos más los casos negativos que los positivos. Eso da la sensación de que, si bien se sigue estando en alerta, la diseminación de la enfermedad estaría un poco más quieta, menos volátil”.
Al detectar la enfermedad en el territorio, la Argentina decidió autoexcluirse de las exportaciones, sobre esto Domenech resaltó que el proceso de recuperación de mercados es “muy lento, pero esperable». Es un trabajo de ida y vuelta permanente. Se han recuperado algunos mercados, mientras los más importantes para nosotros han entrado en consulta”. De ahí que el volúmen de carne aviar despachado en marzo fue distintivamente menor a lo registrado el mismo mes del año anterior. Igual de fuerte pegó la enfermedad en el sector productor de huevos, incluso llegando a haber faltantes en zonas determinadas como la Patagonia. Lo que queda ahora, según los especialistas, es seguir adelante con las tareas de cuidado y observar de cerca la evolución de la enfermedad.
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