La edición 2023 de la expo TodoLáctea contó con una Jornada de Genética y Reproducción, en el marco de la cual se dio un panel estratégico, encabezado por el Dr. Alfredo Castro, Director de ST Genetics para América Latina y Esther Donkersloot, genetista de la firma LIC de Nueva Zelanda.
En el panel, se ponderaron los últimos 30 años de desarrollo y tendencias en genética en Nueva Zelanda, donde se pasó de darle importancia únicamente a la producción, a orientar los esfuerzos hacia la fertilidad y longevidad, donde entra en juego la eficiencia nutricional para lograr una mejor calidad de leche. Se trata de tener vacas no tan pesadas ni tan altas, que puedan procesar mejor el alimento y concentrar más sólidos, sin necesidad de aumentar las porciones alimentarias.
Los sistemas de producción de Argentina y Nueva Zelanda tienen un rasgo en común: los productores requieren de animales que puedan estar todo el tiempo al aire libre, sobre las pasturas, y para esto no todas las variedades genéticas son adecuadas. Donkersloot manifestó: en Argentina mucha gente está luchando por entender cuál es el sistema de producción correcto. Algunos adoptaron sistemas más americanos, con confinamiento, para lo cual la raza holando es adecuada, pero otros productores apuestan a las pasturas y trabajan para que los animales se reproduzcan mejor, vivan más años y al mismo tiempo produzcan con más calidad, dependiendo de la disponibilidad de alimento”.
El trabajo llevado adelante en Nueva Zelanda demostró que los genes actúan diferente según la forma en la que están combinados, motivo por el cual en los rodeos locales se requiere de animales con mejor genotipo hasta llegar a los niveles de precisión que tienen, por ejemplo, los rodeos en Estados Unidos. La genética seleccionada permite corroborar que todos los especímenes resultantes de la reproducción, ya sean vacas o toros, respondan a las necesidades crecientes del sector productivo. Otra investigación realizada en el país de Oceanía determinó que, por variación genética, hay toros que pueden emitir entre un 15 y un 20% menos de metano que los especímenes promedio, a partir de la eficiencia alimentaria.
Lo indiscutible es que el mercado lácteo está cambiando, el plan genético de la lechería está orientado a las necesidades futuras, con menor consumo de recursos (como el agua), menor necesidad de alimentos, menos emisiones de metano (ergo menos impacto en el medio ambiente) y un amplio impacto en las formas de producción y sus resultados.